Consumidor urbano- Tarea grupal 1
Tarea grupal 1: Realizar una caracterización del sujeto social designado considerando:
- Peso demográfico
- Peso económico en el país
- Otros aspectos relevantes
Consumidor urbano
Tabla de contenidos
1. Los Consumidores urbanos en Bolivia [Editar]
Los Consumidores urbanos en Bolivia [Editar]
Consumidor tiene un significado primordialmente ecónimoco, al ser el actor final de las transacciones productivas en un modelo neoclásico.
En la teoría (neo)clásica de microeconomía, se entiende que un consumidor posee un presupuesto que puede ser gastado en un amplio abanico de productos (bienes y servicios) disponibles en el mercado. Bajo la asunción de racionalidad, esta elección de gasto presupuestario se realiza de acuerdo con las preferencias del consumidor; por ejemplo, para maximizar su función de utilidad, o para priorizar las necesidades por sobre los deseos del consumidor a lo largo del tiempo, se considera que el consumidor puede invertir una proporción de su presupuesto para obtener un mayor presupuesto en periodos futuros...(Wikipedia)
El consumir, sin embargo, no integra toda la práctica de ciertos actores, puesto que en los hechos muchos demandantes de bienes y servicios actúan tambien como productores y se autoaporvisionan, en este caso, de alimentos. El área rural boliviana es un claro ejemplo donde el 2008 se registraba que aun el 94% de la población rural se dedicaba a la producción agrícola campesina (tradicional ) misma que estaba destianda al autoconsumo.
Esta doble labor, es todavía realizada por una unidad campesina agrícola típica, aunque debido a los grandes obstaculos que esto demanda existe un cambio de ocupación, sustrayendo esta población hacia el área urbana, donde cambia sus características a las de un consumidor urbano.
Este caso no es el que carcteriza al consumidor urbano.
Los consumidores empiezan a forjar desde su existencia según la época como el caso de tener un perfil del consumidor urbano será Vivencias, percepciones, estilos, actitudes, expresiones, preferencias en: actividades, espacios, grupos, comidas, personas, profesiones, hobbies.
Múltiples estímulos que nos ofrece la vida en la medida que el tiempo avanza y evoluciona, elementos que al elegirlos y agruparlos en armonía, determinan las preferencias que caracterizan y se manifiestan como reflejo de nuestro estilo de vida y nos ubica dentro de un perfil de consumidor.
En cuanto se refiere a la alimentación será un consumidor que tiene una escala de valores conservadora, presenta resistencia al cambio mantiene su estilo a través del tiempo, aficionado al pasado, sus gustos y costumbres se mantienen, pocas veces involucra conceptos innovadores y productos de moda.
La comida es parte de la tradición de familia a través de los años.
La comida es ligera y rápida, prefiere de ella las propuestas de nuevas y divertidas mezclas es más importante el sitio en sí que la comida.
Las diferencias entre el consumidor urbano y su par rural, no tienen estudios actualizados, pero hasta el 2005, son signifiativas pues mientras los primeros destinan el 34,6% de sus gastos en alimentación, los segundos destinan un 47,1% (Ormachea, 2009) segun estudios del CEDLA.
Demografía y poblacion urbana
Según el Censo2012, el crecimiento urbano desde 2001 al 2012 en la población urbana ha sido del orden del 2,4 , frente al 0,5 del crecimiento intercensal rural; la preponderancia urbana se ha incrementado hasta llegar en 2012 a que 2/3 de la población reside en las áreas urabanas. (INE,2012) La poblacion económica activa -PEA, potencial consumidora - se concentra en las ciudades y en el rango etáreo inferior, vale decir de 45 a 16 años (INE, 2010).
El límite de separación entre ambos núcleos de población (urbana - rural) se ha establecido en 10.000 habitantes.
Asimismo, los municipios "urbanos" se han dividido en tres categorías: I) entre 10.000 y 100.000 habitantes; II) entre 100.000 y 500.000 habitantes; y III) más de 500.000 habitantes.
Para cada tamaño se ha estimado un sistema de demanda dinámico con el fin de recoger la existencia de hábitos persistentes en el consumidor. Los resultados indican que en los municipios rurales un aumento del gasto total en alimentación determina un mayor crecimiento de la demanda de carnes y pescados en detrimento de pan y cereales. Por el contrario en los municipios de mayor tamaño, son las frutas y hortalizas y los productos lácteos los que experimentan un menor desarrollo. Al comparar los resultados obtenidos entre los distintos tipos de municipios se aprecian diferencias significativas debidas, en gran medida, a los diferentes niveles de precio existentes. La renta es sólo determinante al comparar núcleos rurales y urbanos y no tanto cuando se compara núcleos urbanos entre sí.
Tradicionalmente
suele contraponerse lo rural y lo urbano para explicar diversos aspectos del
comportamiento humano. El consumo de alimentos no ha sido ajeno a esta
distinción y tanto la Encuesta de Presupuestos Familiares, elaborada por el
Instituto Nacional de Estadística (INE) establecen como criterio de
estratificación el tamaño del municipio. Estas diferencias se han tratado de
establecer en base a las características intrínsecas de los sectores rural y
urbano (importancia relativa de los sectores de actividad, formas de vida,
etc.). Aunque todos estos factores tienen una incidencia notable en el consumo
de alimentos, las dos variables que explican de forma más determinante el
comportamiento del consumidor las diferencias existentes entre el consumo rural
y urbano son la renta y los precios. Los trabajos recientes han demostrado que
el tamaño del municipio es una variable relevante a la hora de explicar el
comportamiento del consumidor debido a las diferencias de precio. (Illescas, 2012)
Peso económico en el pais
Sector de Comercio -servicios e industria
El consumidor urbano y el cambio climático
Vivimos en una sociedad que favorece el consumismo: nos hemos convertido en la generación de usar y tirar, a la influencia de la publicidad somos consumidores pasivos, sumisos, irresponsables. Este modelo económico de producción y consumo tiende cada vez más a su agotamiento: es insostenible.
Con nuestra forma de consumir podemos influir en la marcha de la economía y por ende del cambios globales que se aceleran en el planeta.
Un consumo consciente y responsable, orientado al fomento de actividades satisfactorias para la naturaleza y las personas, es un decisivo instrumento de presión frente al mercado y a los efectos de la transgresión de los límites planetarios como la pérdida de productividad de los suelos, de la biodiversida y el incremento de los gases de efecto invernadero y la escasez del agua.
Tanto organismos de financiamiento internacional como el Banco Mundial en su informe de Desarrollo 2010 como organizaciones campesinas y ecológicas, reconocen de una u otra manera el peso del consumidor urbano en el cambio climático:
- La formulación de políticas para la adaptación al cambio climático debe ser adaptativa, ..., un problema fundamental en la ordenación de los recursos hídricos es la falta de conocimiento sobre el agua subterránea, sobre quiénes son los consumidores y qué es lo que consumen (informe sobre el desarrollo mundial 2010- B.M.)
- El despilfarro alimentario representan por sí solo alrededor del un 4 a 8% de las emisiones totales de gases de efecto invernadero (GEI) a nivel nacional de paises como EEUU, China, y en este caso Alemania contribuye con 3 gigatoneladas de GEI( Maria Krautzberger en la Expo Milano 2015.
- Con nuestra forma de consumir podemos influir en la marcha de la economía y del mundo en forma directa. Un consumo consciente y responsable, orientado al fomento de actividades satisfactorias para la naturaleza y las personas, es un decisivo instrumento de presión frente al mercado. Tiene 3 pilares: el consumo ético, el consumo ecológico y el consumo solidario (Guillermo Quirós Álvarez, Oceanógrafo en ECOPORTAL)
¿QUÉ COMPRA Y QUÉ CONSUME EL CONSUMIDOR URBANO PERIFÉRICO EN BOLIVIA?
Están marcadas por la escasez, la pobreza, la contingencia y la desprotección social, factores que explican la centralidad que adquiere el trabajo en la representación que de sí mismos construyen las mujeres y los varones adultos de la clase popular. Las mujeres perciben el "fracaso” en su vida, como equivalente a perder en la batalla cotidiana por el bienestar y la educación de sus hijos, que puede implicar poner en riesgo su sobrevivencia. Sitúan sus aprietos y problemas principalmente en el espacio privado de la familia, al relacionarlos con su capacidad de auto explotación. Sus esfuerzos determinan la inexistencia de tiempos propios para ellas y definen identidades femeninas troqueladas por la conjunción de sus roles de madres y auto empleadas en el sector informal del mercado de trabajo, y también por la exclusión social respecto de soportes relacionales y sociales. Los varones asocian los problemas de empleo e ingresos al devenir de la economía nacional, encontrando en el espacio público una exterioridad en la que encontrar explicación a su pobreza.
Este grupo social queda moldeado asimismo por su condición de inmigrantes; mayoritaria entre la clase popular; ex-campesinos que han huido de la descomposición campesina atraídos por el estilo de vida urbana que asocian a las posibilidades de lograr trabajos remunerados y movilidad social, y de participar en la sociedad de consumo.
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El estilo de vida de la clase popular varía según la antigüedad como residentes urbanos y el grado de domesticación en la cultura urbana, factores que organizan prácticas diferenciadas de consumo, cuya diversidad se expresa con rotundidad en los grupos de edad. El estilo de vida de los mayores está ligado en alto grado a valores, tradiciones y comportamientos andinos objetivados en los modelos urbanos que les trasmiten la escuela urbana, la televisión y la publicidad; es decir, a la eficacia simbólica de los transmisores de valor simbólico, de ideología del inmigrante en el proceso de su incorporación a la cultura urbana. Un estilo troquelado por la informalidad laboral, la pobreza, la desprotección social, construye la identidad del consumidor contingente.
Quesos importados que valen 1.400 bolivianos, conservas que cuestan
entre 50 y 70 bolivianos, y otros productos de industria
extranjera, invaden los supermercados y mercados populares de Bolivia.
La oferta de alimentos importados es reflejo de lo que demanda cada vez
más el consumidor boliviano, según el Instituto Boliviano de Comercio Exterior
(IBCE).
Entre los productos que están relacionados con esta tendencia, están: las papas
frescas, los jugos, bombones, galletas, pescados y conservas, entre
otros.
De acuerdo con datos del IBCE, en 2013 y noviembre de 2014, el
volumen de las importaciones de papas frescas o refrigeradas subió
de 22.586 a 29.196 kilos; mientras que el de los jugos se
elevó de 10.700 a 16.779 kilos.
Lo mismo ocurrió con las galletas y bombones. En 2013 se
importaron 4.998 kilos de galletas; hasta noviembre de 2014, el volumen de las
compras del exterior de ese producto llegó a 5.252. Los chocolates
subieron de 8.130 a 8.212 kilos.
El creciente consumo de alimentos extranjeros se debe a tres factores: a
la gran cantidad de dinero que circula en la economía; a la
proliferación de oportunidades de compra; y a que la gente
que se incorporó a la clase media demanda productos que antes no
consumía.
Sin embargo, advierte que el crecimiento de la demanda de alimentos
extranjeros es un peligro para la balanza comercial boliviana, porque es
mayor a las exportaciones. "Si esta dinámica continúa, en dos años
más Bolivia no tendrá un saldo comercial favorable, y podríamos, otra
vez, incurrir en un déficit”.