En Paraguay se debe agregar a demás de la pandemia la sequía prolongada que sin duda ha significado un golpe muy duro para los pequeños productores y la agricultura familiar. La cuarentena complicó mucho la venta de los productos. La solidaridad ha sido el método a través del cual las comunidades han podido subsistir, por medio de ollas populares e intercambio de productos.
Los productores manifiestan que el Ministerio de Agricultura y Ganadería no posee una política como tal y que los programas solo brindan soluciones parches que no traen consigo una respuesta real a la problemática.