La situación de la mujer rural precisa ser abordada con un enfoque de género, interseccional e intercultural. Dar cuenta de sus propias necesidades en el ámbito agrícola, que sean tomadas en cuenta por las organizaciones y por el Estado. Ellas sufren todos los embates y los impactos diferenciados, son ellas quienes se encargan de proveer el alimento a la familia, ellas quienes trabajan en el campo, siembran, cosechan, tienen una gran responsabildad en sus hombros. Las políticas dirigidas deben garantizar herramientas que permitan su buen desempeño, fortalecer sus capacidades, entre otras.