Sobre la DDC en Uruguay

Sobre la DDC en Uruguay

de PABLO LEANDRO DIAZ ESTEVEZ -
Número de respuestas: 3
Buenas, quizás leyendo los materiales o conociendo la realidad de Uruguay (creo que son tres las compañeras de aquí en el Curso) pudieron acceder a la información donde se señala que Uruguay aprobó en el seno de las Naciones Unidas la Declaración. Les adjunto el documento completo del Ministerio de Relaciones Exteriores de entonces. http://patanchaenlatierra.uy/derechos-campesinos-en-uruguay/

Pero la pregunta sería para Uruguay ¿ por qué no se ha ratificado a nivel nacional?
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Re: Sobre la DDC en Uruguay

de JOSE MARIA EGAS EGUEZ -
Por cuanto la declaración a la cual no se la considera vinculante no crea la necesidad de crear nuevas figuras jurídcas referidas a la realidad rural a la vez que en algunos de sus contenidos la DDC rebaza los contenidos de los derechos humanos.

En el fonde se encuentra la concepción que que en el Uruguay no existe campesinado y se niega la condición de existencia de población indígena.
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Re: Sobre la DDC en Uruguay

de ROY BOGARDID ARDON ESPINAL -
Desde mi punto de vista, aun teniendo a favor el voto de Uruguay sobre la DDC se supone que esta ratificado según el documento brindado pero no se ha implementado a nivel nacional.

Pero creo que no es algo concreto ya que al implementarlo o ratificarlo no le beneficia a los de Estado debido a que al ser implementado en las zonas rurales se debe de darle los derechos que por muchos años se los han negado y es allí por lo que no lo ratifica buscando el benefician de pocos para negar el derecho a muchos.
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Re: Sobre la DDC en Uruguay

de MARIA DEL LOURDES SEQUEIRA MORA -
Buenas noches, eso si que es "la pregunta". Tratando de emplear palabras simples, en lo complejo que implicaría un análisis al respecto, diría que...no estamos hechos para ello, no fuimos educados, formados en la realidad de nuestra sociedad. La construcción social tiene otro enfoque, alejado del análisis real y sistémico de nuestras raíces. Y esta apreciación, tiene sentido al considerar la fuerza social, el poder movilizador de la ruralidad organizada al día de hoy; cuyos esfuerzos diarios giran entorno al debate de problemáticas que atañen al medio rural, a la toma de posición pública al respecto y en la generación de espacios de dialogo e intercambio con actores decisores. Profundizando más, la Institucionalidad público-privada, entre los cuales resalto la educación, sustentan el modelo económico histórico, desarrollando un entramado social que actúa en consecuencia de lo incorporado. Si pensamos en la realidad que tenemos, hay un modelo agroindustrial de producción de alimentos que genera el 30% de los alimentos, un sistema estructuralmente arraigado y por otro lado la agricultura familiar, en permanente lucha, que genera el 70% de los alimentos que llegan a la mesa de los ciudadanos. En pocas palabras, sostenemos la continuidad de un modelo agroindustrial, inferiormente generador de alimentos, sumamente dependiente de insumos, insostenible, con claras consecuencias ambientales, mecanizado, de consumo intensivo de combustible, empleador de agroquímicos, etc., que no solo es inaplicable a la totalidad de los agricultores, a quienes en definitiva, debemos mayoritariamente la producción de alimentos, sino que además desde la educación se generan las tecnologías de alta productividad que necesita para la consolidación de sus objetivos. Por todo lo anterior, es que se hace tan difícil la apreciación real y vital de la ratificación. Pero, principio tiene las cosas, y se ha avanzado hacia ese camino, existe una ruralidad consolidada y empoderada que ha dado claras señales de sus logros. Analizando los aprendizajes, las experiencias, luego del camino recorrido, del trabajo en territorio, a través de la escucha de sus actores, considero que la "vara" de cambio está en la cancha de la educación, la educación popular como tantas veces resalta Pablo Diaz. Ese cambio requiere como primer paso, nuestro reconocimiento pleno como sujetos de derecho para poder actuar en consecuencia, y es ahí, que de la mano de la educación podremos pensarnos y avanzar hacia la visualización, reconocimiento, valoración y comprensión de los campesinos como sujetos de cambio, de transformación socio-cultural. La educación es libertad, es la promotora del pensamiento crítico tan necesario ante la vida; vida que heredamos, que tenemos y la que merecemos tener, tras las conquistas de nuestras luchas