A mi entender, la organización social que nos acerca La sociedad del cuidado significa una realidad estructural de una gran desigualdad, dado que las actividades que hacen evidenciar el sostén de la vida están muy acotadas y tienen lugar en el cuerpo de las mujeres que también experimentan la informalidad, la precariedad y la pobreza. Que el 91 % de las personas que realizan el trabajo de servicio doméstico son mujeres y que muchas viven en la pobreza o en condiciones sin derechos sociales básicos.
En el texto se pone de manifiesto que ellas realizan casi el triple de trabajo que ellos en relación al trabajo doméstico y el trabajo de cuidado.
Lo que nos da a conocer la certeza de que el modelo social y económico dominante hoy en día, en el momento de preparar la comida y atender a las personas, se sostiene a partir de un trabajo no visibilizado y no remunerado que recae sobre el cuerpo de las mujeres, esencialmente aquellas en situaciones de mayor vulnerabilidad (mujeres jóvenes rurales pobres, adultas mayores). Dicha organización de la sociedad se estima injusta cuando reproduce las desigualdades históricas, restringe la autonomía económica de las mujeres, agiganta las brechas entre hombres y mujeres y pone en peligro la sostenibilidad de la vida misma.
Si la sociedad se asienta en el trabajo de cuidados no pagados o mal pagados, así se perpetúa la desigualdad, tanto para las cuidadas y cuidadores como también para esas personas que asumen las tareas de cuidado.
Por tanto, el Estado es una vía que nos hace formar sociedades más justas e igualitarias.
El texto sostiene que “el cuidado es un derecho humano, y el Estado debe garantizarlo”, lo que implica avanzar hacia sistemas integrales de cuidados que redistribuyan responsabilidades entre Estado, hogares, comunidad y mercado.
El Estado debe:
✔ Reconocer y valorar el trabajo de cuidados.
Generar estadísticas, visibilizar el tiempo de trabajo no remunerado y garantizar derechos laborales a quienes cuidan.
✔ Redistribuir las cargas de cuidado
Crear servicios públicos de cuidado (guarderías, centros de adulto mayor, servicios de apoyo a la discapacidad) que eviten que las mujeres carguen solas con esta responsabilidad.
✔ Reducir brechas de desigualdad
Garantizar acceso a salud, conectividad, educación y trabajo digno —especialmente para mujeres en servicios esenciales como salud, educación o trabajo doméstico, donde prevalece la informalidad y salarios más bajos.
✔ Cuidar el planeta y los territorios
El texto señala que el cuidado también implica proteger la naturaleza, los territorios y la “casa común”.
Un Estado comprometido con la sostenibilidad debe crear políticas que respeten los ecosistemas y garanticen acceso equitativo a bienes comunes como el agua.
✔ Promover autonomía y derechos
Combatir prácticas dañinas como matrimonios tempranos, pobreza digital o informalidad laboral, que limitan la libertad y las oportunidades de millones de mujeres.
La sociedad solo puede sostener la vida si coloca el cuidado en el centro.
Esto requiere un Estado activo, corresponsable y comprometido, que garantice derechos, redistribuya cargas y promueva la igualdad. Una sociedad que no organiza el cuidado de manera justa termina reproduciendo desigualdades; por el contrario, una sociedad del cuidado permite construir un futuro más digno, equitativo y sostenible para todas las personas.