1. ¿Qué entendemos por cuidado y por qué se considera un derecho humano?
El cuidado comprende las actividades físicas, materiales, emocionales y relacionales necesarias para sostener la vida, bienestar e integridad de las personas y del planeta. Abarca tareas como la alimentación, el apoyo emocional, la higiene, la educación y la protección. De ahí que el cuidado es un derecho humano, porque tod@s tenemos derecho a la vida, a la protección, a la salud, a la alimentación, más aún las personas en situación de dependencia como niñas, niños, adultos mayores, personas con discapacidad, enfermas, etc. Los derechos deben ser garantizados por el Estado, es el principal garante y responsable del cuidado, de ahí que debe generar las condiciones estructurales para que todas las personas accedan a servicios y sistemas de cuidado de manera universal y equitativa, sin embargo debido a la división sexual del trabajo y al sistema patriarcal se ha asociado históricamente como una responsabilidad única de las mujeres, porque se desarrolla en general en el espacio privado, ese espacio invisibilizado e infravalorado. Sin cuidado no hay productividad, el cuidado sostiene la vida y sostiene la economía. Por ello, al feminizarlo, se niega también los derechos a las mujeres; a la educación, al trabajo, a ejercer la vida política, a superarse, etc. Si queremos construir sociedades en igualdad, necesitamos hacerlo desde adentro, desde la enajenación del cuidado de la identidad femenina y entre el Estado, la comunidad, las familias y el mercado asumir la corresponsabilidad del cuidado.
2. ¿Cómo se distribuyen las tareas de cuidado en tu vida cotidiana?
En mi familia, cuando era niña, toda las tareas reproductivas las desarrollaba en general mamá. Cuando fui adolescente yo también colaboraba en las tareas del cuidado, pero mi hermano no. Entonces fui creciendo, aprendiendo y poco a poco fui conversando estos temas con mamá. Al comienzo no aceptaba que era también responsabilidad de mi hermano las tareas reproductivas, fue un camino un tanto largo. Ahora sí, puedo aseverar que toda mi familia es corresponsable en las tareas reproductivas. A pesar de que la familia de mi papá aún promueve actitudes machistas, papá no se comporta de esa forma en casa.