Las mujeres rurales representan el 30% de la mano de obra agrícola pero el 40% de ellas no posee ingresos propios. Las mujeres de la región son cada vez más pobres y en el sector rural, todavía prevalecen brechas de género importantes en cuanto a la capacitación, el acceso de tierras, el crédito, los insumos productivos y las oportunidades de trabajo decente. Dicha situación las hace más vulnerables a los impactos del cambio climático, cerrando el círculo de la pobreza e inequidad. Frente a ello, existen cada vez más mujeres que se suman a la agricultura ecológica implementando diversas iniciativas que contribuyen a reducir el hambre y la pobreza rural a la vez que desarrollan su potencial de liderazgo, según los lineamientos de los objetivos de desarrollo sostenible