Sin duda, el trabajo de las mujeres rurales está invisibilizado. Creo que queda un largo camino por recorrer para que se logre reconocer el impacto de ellas. Como dice una campaña de FAO: son el motor de desarrollo.
Se sabe que las mujeres rurales no tienen el mismo acceso que los hombres a la tenencia de la tierra, a los créditos, a las capacitaciones. Muchas veces las políticas públicas están pensadas por y para hombres rurales y la mujer queda en un segundo plano.
En el caso de Argentina, existen movimientos sociales como el Movimiento de Mujeres Indígenas por el buen vivir. En el último año se formó un espacio gubernamental "Mesa interministerial sobre Mujeres Rurales" cuyos objetivos son: la importancia de trabajar en construir un sector agroalimentario con equidad social y perspectiva de género en todas las cadenas productivas, a través de la articulación estratégica y diseño de políticas públicas conjuntas.