Las políticas gubernamentales adoptadas en el marco de la Revolución Nacional abordaron y resolvieron parcialmente el problema de la tenencia de la tierra, secularmente represado, pero prestaron poca atención a los problemas inherentes a la producción agraria, originando nuevos problemas en la tenencia de la tierra y en la producción. De manera similar, las políticas adoptadas en el marco de las reformas estructurales tampoco encararon la resolución de los problemas de tenencia de la tierra y de la producción agraria, por el contrario, generaron nuevos problemas derivados de la elevada concentración de la propiedad territorial y el restringido acceso a los recursos naturales provocando confrontaciones violentas entre actores agrarios.